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ANTECEDENTES

Soluciones

3.1. ¿QUÉ SE HA HECHO PARA SOLUCIONARLO?

Entre 2015 y 2016 la eutrofización se convirtió sin duda en el mayor problema al que se enfrentaba la albufera. En estos años, la laguna corrió el riesgo de llegar al punto de no retorno (12), lo que se habría traducido en una tragedia medioambiental y la ruina para la economía en torno a ella. Finalmente, la Comunidad Autónoma decidió actuar para poner fin al asunto. Desde entonces, los esfuerzos han ido casi exclusivamente enfocados a solucionar el problema de la contaminación eutrófica. Se han estudiado las causas en profundidad (43), se han instalado filtros verdes en la rambla del Albujón para limitar el vertido de nutrientes (44), se han desmantelado decenas de desalobradoras ilegales (19) (45) (46) y se han endurecido las regulaciones con respecto a la extracción de agua de los acuíferos (47).

 

Incluso universidades como la UPCT se han involucrado en el rescate al Mar Menor. Tras haber colaborado numerosas veces en las actividades de monitorizado del agua (48) (49), actualmente se encuentra desarrollando un sistema de desnitrificación de salmueras. La idea parece prometedora, pero aún se encuentra en fase experimental (50) (51).

 

Los resultados de todas estas actuaciones son esperanzadoras y por fin se están observando las primeras señales de mejora (52). Muchos fondos marinos vuelven a ser visibles y en 2017 se registraron los mínimos niveles de turbidez del agua desde el inicio del proceso eutrófico. (53) (54)

 

La eutrofización sigue poniendo en jaque la salud del Mar Menor y, aunque se estén observando las primeras señales de mejora, aún queda mucho trabajo por hacer para revertir el problema y asegurar que no vuelva a suceder. Si se sigue por este camino y experimentos como el de la UPCT resultan ser efectivos, en un futuro próximo podríamos presenciar una recuperación del estado natural de las aguas.

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3.2. EL PRÓXIMO PROBLEMA A SOLUCIONAR

El problema que a nosotros nos concierne y al que, por desgracia, no se le está prestando prácticamente ninguna atención, es el excesivo aforo de embarcaciones que surcan sus aguas. Los inconvenientes son claros: todas las embarcaciones coinciden en el uso de motores de combustión y, por tanto, producen en menor o mayor medida contaminación acústica y del agua.

 

Para tratar de resolver el problema sonoro, el Gobierno, a través del BOE del 15 de marzo de 2016, reguló los requisitos técnicos, de seguridad y comercialización de las embarcaciones acuáticas (55). El documento expresa en su artículo 5 un requisito por el cual las embarcaciones no deben suponer un perjuicio tanto para las personas como para el medio ambiente y en su anexo I limita los decibelios máximos que pueden emitir las embarcaciones a 75 db. De lo contrario, su comercialización sería vetada por dichas razones.

 

Aún con estas limitaciones y requisitos establecidos por el Gobierno, la legalidad suele ser pasada por alto en muchos casos, de manera que los problemas perduran. Las embarcaciones a motor siguen sin ser totalmente libres de contaminación y la mayoría continuarán sobrepasando los niveles de ruido permitidos, incluso cuando estos factores solo contribuyen a empeorar el mar sobre el que navegan.

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Nuevo problema

3.3. LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS

Los vehículos eléctricos ya son una realidad y dentro de muy poco, nuestro día a día. Sin embargo, actualmente estas invenciones se limitan al desplazamiento por carretera. ¿Por qué no emplearlos en el agua?

 

Gracias a toda la inversión en I+D+i que se ha realizado por parte de empresas automovilísticas como Tesla o Nissan, las baterías de ión de litio han alcanzado las mayores densidades energéticas vistas hasta ahora (241Wh/kg) (56) (57). Por el contrario, los precios de las mismas no hacen más que descender, llegando a mínimos históricos (209$/kWh) y coincidiendo con las predicciones hechas hace alrededor de 10 años (58) (59). Sabiendo todo esto, la implementación de la tecnología actual en embarcaciones empieza a sonar algo factible.

 

Y de hecho, así es. Anteriormente se habían visto aproximaciones (60), pero que no habían llegado al mercado y no estaban pensadas para una producción a gran escala. Sin embargo, en 2018 la empresa húngara Narke (61) presentó un modelo de moto acuática propulsada eléctricamente, extremadamente silenciosa y que permitirá la fabricación en serie. De esta forma, la empresa se ha convertido en pionera dentro de un sector en el que hasta ahora nadie se había atrevido a entrar.

Su producción en masa aún está prevista para 2019, pero los primeros ejemplares ya se han visto en funcionamiento y sus prestaciones están acaparando cierto interés por parte de la prensa especializada (62) (63).

 

Las motos de Narke son un paso en la dirección correcta para limpiar la reputación de las motos de agua, que son las que más ruido y contaminación generan. (64)

Asimismo, Narke ofrece la posibilidad de que propuestas como la nuestra estén más cerca de la realidad, pues demuestran que los vehículos acuáticos como estos son el futuro, y pueden hacer frente a los de combustión.

*Queremos dejar total y absolutamente claro que el proyecto CSAM no pretende imitar las máquinas de Narke o plagiar su idea. Nuestro trabajo trata de suscitar una posible asociación, por el cual su producto sería adquirido y empleado por CSAM para solucionar varios problemas concretos en el Mar Menor.

Vehículos eléctricos
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3.2. EL PRÓXIMO PROBLEMA A SOLUCIONAR

En el Mar Menor existen multitud de clubes deportivos y servicios de alquiler de motos de agua, con cierto grado de antigüedad y popularidad. Este hecho ha fomentado enormemente la compra, venta y alquiler de estos vehículos, pero todos funcionan con motores de combustión. Ninguna de estas empresas ofrecen la posibilidad de de navegar con vehículos eléctricos, por lo que cada verano las el ambiente en las playas se inunda de ruido molesto y el asunto de la contaminación por hidrocarburos se acrecenta.

 

La conducción de motos eléctricas, con nula contaminación acústica y de emisiones, se volvería un reclamo exclusivo de CSAM, que iría dirigido a aquellas personas concienciadas con el estado del Mar Menor y que busquen divertirse sin perjudicar.

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